jueves, 18 de septiembre de 2008

COMO CUIDAR DE LOS PECES

CUIDALOS


tener y cuidar peces implica un aprendizaje. Si no hay ese adiestramiento, probablemente terminemos haciendo un sepelio marinero arrojando nuestros peces muertos al drenaje.
Para iniciarse en esto de los peces sería conveniente empezar con lo más simple:
Una pecera pequeña.
Pocos ejemplares de la misma especie.
Animalitos rústicos y resistentes. Sobre el camino surgirán muchas dudas y preguntas que podrás resolver poco a poco, bien sea leyendo e investigando sobre el tema o bien consultando a los encargados de los acuarios y tiendas.


hay peces como los Gupis de río, o esos que de manera tradicional —aunque incorrecta— se les llama “Espadas” (que no son los grandes habitantes de mar, sino unos pequeñuelos que viven en agua dulce). Además de no tener requerimientos especiales de temperaturas controladas, son bastante rústicos y adaptables. Son también económicos y, en algunos casos, casi tan vistosos como los tropicales. Eso simplifica enormemente el manejo y equipamiento de la pecera, ya que se necesitan menos accesorios.

Estas dos especies tienen además la ventaja adicional de que pueden reproducirse con mucha facilidad, y eso es también un atractivo adicional. Lo único que hay que cuidar es que haya escondites suficientes para que las crías no sean comidas por los adultos (uso de vegetación o de objetos inertes con recovecos).
Si todo sale bien durante varios meses puedes pensar en tener un acuario más especializado, con accesorios adicionales, peces más delicados y combinando poblaciones.

Con lo platicado hasta ahora, ya tienes una idea de lo que implica hacerse cargo del pequeño ecosistema que es una pecera. Si la idea te sigue pareciendo atractiva, adelante. Si no es lo que inicialmente esperabas, te invitamos a que regreses al índice y explores alguna otra de las opciones que existen en materia de mascotas.

los peces son animales que, al igual que nosotros, pueden llegar a enfermar. Detectar una dolencia a tiempo por medio de los síntomas puede salvar a estos silenciosos amigos. Hay que ser observador y vigilar su estado de salud para poder tratarlos con las medicinas recomendadas y así, poder alargar su vida y seguir disfrutando de su compañía y su gran belleza.
Reconocer una enfermedad es fácil porque las diferentes partes del pez actúan como señal clara e irrefutable. Por si esto no es suficiente, las alteraciones que se observan en su comportamiento suelen ponernos igualmente en alerta. Para un mayor grado de certeza se utiliza una lupa y, de este modo, los cambios de coloración por ejemplo, serán más visibles.



Debemos acostumbrarnos a realizar un seguimiento de nuestras mascotas acuáticas. Se trata de un tema complicado puesto que hay poca información y, por norma general, no se le presta demasiada importancia. Las condiciones en las que habitan los peces requieren gran atención si no queremos que mueran envenenados, por causa del estrés o porque tengan algún accidente. Se tienen que controlar parámetros como el pH del agua, su temperatura, la comida adecuada, la no toxicidad de las plantas y rocas, etc.

Detectar anomalías conductivasLas defensas de los peces pueden verse afectadas por el hábitat artificial en el que vivirán a partir de su compra. Unas condiciones óptimas aseguran larga vida a estos silenciosos animales de compañía. Nuestra responsabilidad es imprescindible para que no sufran ansiedad y estrés, problemas muy frecuentes que merman la salud de los peces.
La normalidad en el estado del pez dependerá mucho de la especie ante la que nos encontramos, ya que cada uno tiene una forma particular de nadar. Debemos informarnos bien de los usos y costumbres más asentados de la especie o especies que tengamos en nuestro acuario ya que el abanico de diferencias es muy amplio.

No sólo se distingue a los peces por su color o su forma, también entran en juego características que van del grado de voracidad y apetito hasta su vitalidad o retraimiento. Puede ocurrir que las anomalías que percibamos estén motivadas por algún elemento temporal, como la introducción en el acuario de nuevos ejemplares o la falta de costumbre hacia una marca de comida nueva. Es importante apostar por el equilibrio entre espacio y número de peces, así como en el género de los mismos.
Podríamos admitir la existencia de un listado de síntomas de alerta que contemplaría la presentación de unas aletas replegadas, pegadas o rasgadas, el aislamiento en zonas retiradas del acuario, la frotación recurrente con los materiales que les rodean como las piedras o los objetos de decoración, movimientos de vaivén o boqueo en la superficie con respiración pesada entre otros.

Enfermedades más comunes

Las alteraciones en la salubridad de nuestros pequeños amigos son más numerosas de lo cabe esperar. Hay una enfermedad que afecta a los ojos de los peces llamada exoftalmia que hace que los órganos visuales estén desorbitados. El líquido biológico se almacena en el interior de los ojos generando una hinchazón del globo y empujándolo hacia el exterior. Las causas de este achaque pueden estar en el propio acuario; concretamente en la calidad del agua, o en la nutrición que les facilitamos. Agentes externos como microbios o parásitos pueden igualmente tener el protagonismo en esta dolencia, además de presentarse acompañando a la tuberculosis o a la hiprodesía.


Con la hidropesía tendremos que barajar dos opciones, puesto que existe una modalidad que se manifiesta por medio de una decoloración en las agallas, irritación del ano e exolftalmia. Poco a poco se irá descamando la piel del pez, además de presentar ascitis al hincharse el vientre. La otra manifestación de esta enfermedad es a través de tumores.

Detectar un mal cuyo origen está en algún órgano externo es sumamente complicado, por eso la hexamita es una indisposición que, para cuando se muestra visible, ya es demasiado tarde. Su signo más característico es la aparición de una mancha oscura en la zona frontal que va tomando profundidad y que acaba siendo un agujero. El pez come menos, intenta aislarse y se vuelve corto de reflejos.
La tuberculosis también puede acabar con la vida de nuestros amigos acuáticos si no tomamos medidas inmediatas. Estaremos alerta ante una bajada en su volumen, signos de inapetencia alimentaria, alteraciones en la coloración y otras deformidades en los órganos externos.

los agentes patógenos

enfermedades más comunes provienen de los hongos, las bacterias y los parásitos. Cuando un pez sufre un rasguño está expuesto al ataque de los hongos pero, para erradicar a los mismos antes de que se produzca la agresión al pez, deberemos mantener limpio el fondo del acuario de excrementos y otros restos orgánicos.


Por su parte, las bacterias debilitan al pez desde el interior de su organismo. No obstante, podemos empezar a sospechar cuando vemos que el pez pierde el gusto por la comida: presentará las aletas rasgadas y sus ojos no serán los de un pez sano. Su acción es terriblemente rápida por lo que una actuación a tiempo será fundamental. Por último, decir que los parásitos empiezan a dejarse notar cuando el pez presente síntomas de inactividad, se vuelva lento, se frote con el mobiliario del acuario y su respiración sea anómala.
por ahora esto es lo último que les puedo contar sobre los peces.

la verdad es uqe siempre he querido tener uno pero no he podido espero que pronto pueda tener uno.

y siempre piensen esto: los peces pueden ser el mejor amigo del hombre.




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